¡ Grita, te quiero !
¿Por qué me estabas mirando?
Tus palabras se levantaron al tejado y tocaron mi pecho y el azul chubasquero que se extendía debajo de mis pies.Rozando suavemente mis labios, quisiste morder despacio las dudas que se abatían en mi interio, pero torpemente te resbalaste en el éxtasis de tus preguntas.El agua adormecía nuestros sueños, y cálidamente quisiste acariciar mi beso; el embeleso de tus dedos te empujaron a respirar las sensación de comodidad que no tardó en difuminarse.Bajo tus pestañas,el suave tacto de tus sentimientos me acariciaba y me embarcaba a tu íntimo sentido.Percibido el aire descontrolado, quisiste alimentarte del salvaje ambiente y torciste tus caricias al intentar venderlas, al intentar fabricar mis gritos.La extravagancia del silencio rebuscó en nuestras incertidumbres, y nos alejamos ante el perplejo de nuestras manos.Nos despedimos.Los besos al aire se quedaron, y tú y yo nos escapamos en ese charco que yacía a nuestros pies,ambos nos deslizamos en aquélla timidez, en aquélla sucia cobardía.Dejamos de mirarnos y nos quisimos eternamente, nunca.
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